Quedaban poco más de diez minutos para que acabase el partido ante el Valladolid, cuando Márquez le dijo a Óscar Sielva que iba a saltar al campo. A sus 17 años y 24 días se convirtió el sábado en el segundo jugador más joven en la historia del Espanyol en debutar en Primera División. Branko Kubala con 16 años y 83 días le supera. “Me han llamado amigos y me han llegado muchos mensajes”, explica. Las que más ilusión le hicieron fueron las de sus antiguos entrenadores. “Se acordaron los técnicos que tuve en el Sant Roc, en la Garrotxa y los del Espanyol”, relata. Del partido, se queda un gran trofeo: la camiseta. “Se la regalé a mis padres y pienso enmarcarla, porque es histórica”. En seis meses, la vida de Sielva ha cambiado mucho. “No se me han subido los humos”, se apresura a decir. Y eso que se ha proclamado campeón de Europa sub-17 con España y del juvenil B ha pasado directamente al primer equipo. “Intento digerir los cambios. Creo que una de las claves es que cuando cometo un error me fijo y al día siguiente lo intento corregir”.